Los domingos en Todo Mundo son mágicos…
Al alba cuando la noche empieza a desaparecer y la claridad se va asomando en el barrio porteño de San Telmo, ya se ven llegar hordas de carritos llenos de baúles con olor a cuero gastado, en sus interiores atesoran objetos con quien sabe cuantos años de historias por contar…
Son las 8 am y los puestos ya están listos para recibir a todxs, se arma la feria, discos, vajillas, cuadros, alfombras, joyería, artesanías, antigüedades y todo tipo de curiosidades se encuentra a lo largo de las calles Defensa y Humberto Primo, rodeando la Plaza Dorrego.
Ese día el barrio se llena de colores, nos visitan personas de todo el mundo, buscadores de tesoros, curiosos y turistas caminan por los adoquines durante todo el día.
En Todo Mundo las mesas se visten y se arman para recibir a los comensales que quieran disfrutar de nuestros platos tradicionales, tomarse un trago o un clásico café con leche y medialunas.
Son las 5 de la tarde, los feriantes se aprontan para ir guardando todo, envuelven sus reliquias en diarios viejos y se van desarmando los puestos. La feria se acaba pero el domingo sigue, en el medio de la plaza se estiran los tapices, se enciendan los parlantes y las lucecitas de colores, van llegando bailarines y aficionados, arrancó la milonga, aquí se entrecruzan profesionales del baile, turistas y aficionados al tango, en la milonga todo vale.. rodeada por las mesitas de los bares, la noche se hace larga los domingos en San Telmo, todo termina cuando las velas arden y las lucecitas se apagan, los invitamos a ponerse ropa cómoda y pasear por nuestro barrio en su día más pintoresco.